PRESENTACIÓN

Leonel Plazas Mendieta. Abril - 2011. Popayán

ESCRIBIR ES DESEAR. Ansiar. Es invocación, llamado. Es pasión, que incumbe a la otredad. Nadie escribe para sí solo. Si escribe, es porque desea la otredad. La soledad en la escritura es sólo una ilusión, ficción necesaria, lejanía para buscar el encuentro. El escritor escribe solo, pero escribe porque no se piensa solo. Escribir es comprometer el ser.

Quien se somete a escribir se somete a ser pensado. A ser escindido en palabras, en conceptos, en imágenes. A ser desmembrado, y ser concebido como un todo. A que cada palabra como parte, dé cuenta del todo. He aquí el reto de la filosofía, de la prosa y la poesía; construir sentido, hilar ideas. La escritura así concebida, no es un medio, es arte originario del ser humano, donde se cultiva cualquier ciencia, cualquier disciplina. Es desafío, puesta a prueba, primer paso para enfrentar la incertidumbre, gesto para romper el silencio, violencia contra el caos que nos rodea: que a estas alturas es el hombre enfrentado a su naturaleza.

Escritura: invocación y duelo. He aquí dos de los objetivos de Revista Reverbero. Que escribir cumpla su fin. Que efectivamente la producción del conocimiento del estudiantado tenga su espacio de difusión y de encuentro, y halle su asidero. Para construir pensamiento desde el debate.

Viene en Reverbero 3, desde la Filosofía Política, los ensayos: Elección, acción, decisión: Instancias políticas para una definición histórica de Alexander Oliveros Tapias; y Derechos humanos como libertades individuales ¿maldición o bendición? de Stephany Hernández Mahecha.